Vila Franca de Xira, tierra fértil, poema lusitano
Hoy me desperté con ganas de escribir sobre Vila Franca de Xira, esa tierra bendita y hermosa que tanto me ha dado. Aquí me casé, como una novia de pueblo, rodeada de flores y bendiciones. Aquí sembré las semillas de mis deseos de crecer y salir adelante. Realmente ha sido una tierra que me ha colmado de prosperidad al ver el fruto del arduo trabajo que le he dedicado. Siempre creí en ella, esta tierra Ribatejana de vasta belleza y simplicidad.
Sus callecitas torcidas, sus ventanas coquetas, los terratenientes con atuendos de época y la gente común, las florecitas y suculentas en cada esquina, las ropas tendidas al sol, el olor a jabón y a sardina a la parrilla. Los viejitos encantadores que ríen y dicen jocosamente:
“Bom dia, bonita. Tudo a correr bem para si, essa menina sempre cheia de alegria com grande sorriso.”
Ella viste un traje largo y ancho llamado Tejo, que se extiende en fugas de colores, amarillos y verdes de los arrozales y otras huertas. Va dibujando diversas figuras, diversos patrones, y al caer la tarde, tiñe sus aguas de colores tornasolados, definiendo sutilmente el más hermoso cielo con nubes en forma de algodón. Otros trazos que la decoran son sus mosaicos manuelinos y otros coloridos en cada esquina. Hay, ciertamente, un romanticismo que impregna el alma.
Pessoa describe hermosamente la melancolía lusitana, y sí, Vila Franca también huele así, pero en esta tierra, esa melancolía se viste con más alegría, con más color y calor.
Así fue como me enamoré de este lugar; su simpatía, su poesía me sedujeron. Venía del bullicio de la gran ciudad, gris y triste, y aquí empecé a retomar costumbres que me conectan con una parte más humana: reconocer y saludar los rostros de la gente linda con la que convivo. Empecé a apoyar más a los negocios locales, a entender cómo se trabaja en comunidad, cómo resolver y promover el cuidado por el otro, impulsando un mercado de apoyo y sana competitividad a través de mi clientela y mis emprendimientos.
Curiosamente, este escenario es hogar para mis seres queridos y para mis clientes. El emprendimiento de la hospitalidad me brindó y me extendió el placer de servir, consentir y hacer sentir en casa a los diversos visitantes. Me permite crear espacios seguros, tranquilos y placenteros. Con esas virtudes, logré crear mis cuatro espacios de alojamiento en esta tierra santa.
Hoy te invito a conocer un poco de este lugar mágico que debes visitar si vienes a Portugal. Además, está extremadamente bien conectado con Lisboa y otras ciudades de interés turístico.
Sé que su tranquilidad y encanto te hechizarán, y para mí será un gran placer recibirte en estos hermosos portales que llamo hogar para las almas viajeras.
Te abrazo y te agradezco tu tiempo al leerme.